Bancos que apoyan a la juventud

Hace no mucho pasé por el trance de ir al banco para interesarme por sus productos hipotecarios. De allí salí cabreado e indignado, ya no sólo por el intento de atraco sino porque quisieron venderme la moto de que aquello no era un atraco sino la oportunidad de mi vida que mi amigo el banco me brindaba haciendo un esfuerzo enorme por ayudarm. Aunque escandalosas y abusivas, no entraré en diseccionar lo que el banco exige para conceder un préstamo para acceder a un derecho constitucional de todos (una vivienda digna), porque cualquiera de vosotros puede verlas en sus paginas web. Lo que me irrita es que, durante esta semana he leído y oído en varios medios algo que lo supera.

¡Y era dificil! Porque los bancos nunca han sido buenos samaritanos, ni siquiera justos comerciantes. Pero, aprovechando el sablazo a las becas universitarias y el alza de las matrículas, los bancos han visto un nicho de mercado muy jugoso. Y digo jugoso no por el capital que dispone, sino por la tierna carne que cubre sus quasi adolescentes cuerpos. Los estudiantes universitarios son la nueva estrategia de los bancos para «ayudar» a la juventud. Siguiendo el modelo americano, lo que se pretende en España es muy sencillo y lucrativo para los de siempre.

La partida comienza subvencionando a un partido político que, en cuanto llega al poder y poniendo la excusaparatodo («es que con esta crisis…») recorta las becas universitarias y sube los precios de las matrículas. De esta forma y como la economía doméstica está como está, obligas a los jóvenes a que vayan adquiriendo deudas ya desde bien jovencitos. Además, puedes vender tu indecente acción «comercial» como una «ayudita para un niño pobre» aunque, en realidad, lo que estés haciendo sea cobrarte un prisionero que cumplirá  su condena a tu vera durante 6 o 7 años con un interés desproporcionado. De hecho, la ¿oferta? es aun más sangrante sabiendo que los bancos acceden a una financiación europea sin restricciones y claramente ventajista. El banco se asegura un cliente-esclavo durante, como poco, un lustro con un beneficio neto del 4,75% anual sin contar con las comisiones de apertura y cancelación. Lo mejor es que los padres de ese estudiante son los que están prestando el dinero a ese banco al 1% de interés… y fíjense si esos padres son generosos, que ese 1% lo destinan a pagar cenas, viajes, vacaciones y putas a sus amigos del BCE.

Eso si, segun Wert,  nadie se quedará sin poder estudiar. ¡Será por pasta!

Señores, no es que esto sea una apuesta incierta por otro modelo de educación ni nada parecido. El modelo estadounidense NO FUNCIONA y deja en la ruina a muchos estudiantes que, por desgracia, se ven incapaces de asumir una deuda tan «grande» sin una perspectiva de empleo decente. El modelo funciona para el que cobra, ahoga, presiona y especula con el futuro de los demás. El modelo funciona para el banco, y mientras el banco gane la suficiente pasta para malgastarla en sus caprichosos altos ejecutivos y para pagar la correspondiente prebenda a los partidos políticos… España seguirá yendo bien. ¡Un momento! Hace mucho que no escucho la fantástica frasecita de «Ansar».  ¿Por qué será?

Raro, raro…

Después de una intensa jornada festiva o mejor dicho, fiestera, me levanto en la mañana (¿a las 3 de la tarde se le puede llamar mañana?) de domingo con la noticia de que un jugador del Espanyol R.C. ha muerto al parecer por un infarto. A falta de conocer con exactitud las causas de la muerte (hoy se le practica la autopsia) se une a la lista demasiado grande de deportistas que mueren de forma prematura.

Me resulta difícil de aceptar que gente que está jugando al máximo nivel deportivo, que tiene un seguimiento físico y médico prácticamente diario, pueda tener un defecto coronario sin que se le detecten irregularidades. Recuerdo, por ejemplo, que a Antonio Puerta se le detectaron dichas irregularidades y se le dejó seguir compitiendo. En el otro lado, tenemos a Rubén de la Red que, después de desplomarse en un partido de copa, ha sido apartado del equipo por precaución. Sin embargo no se observó en él ninguna deficiencia anterior.

Yo, sinceramente, huelo a podrido en el fútbol. Mientras en otros deportes como el ciclismo se persigue con excesivo celo el consumo de sustancias dopantes, en el fútbol el control es, a mi juicio, demasiado «light». Con esto no digo que los fallecimientos de los jugadores se deban exclusivamente a un consumo de sustancias que ayudan al mejor rendimiento deportivo, pero me temo que algo tienen que ver. Y lo digo porque no es normal que los casos vayan a peor: Puerta murió en un momento de esfuerzo (y de incompetencia absoluta del personal ¿sanitario? que le atendió) pero Jarque murió en el hotel. Supongo que las estadísticas están para romperlas pero una persona con 26 años, deportista, con una dieta equilibrada, sin colesterol, sin daños coronarios previos… vamos, sin ninguna de las causas que pueden inducir a un infarto, de repente un día sufra un infarto… Es, cuanto menos, extraño.

y lo peor de todo es que los propios deportistas son mayoritariamente ajenos a lo que se les está metiendo por vena o en los «suplementos vitamínicos» que toman después de comer. Defenderé siempre que un deportista debe hacer su trabajo que es competir y que tiene que dejar en manos de los médicos todo lo relacionado con su alimentación o potenciación del esfuerzo. Si un médico te pincha porque dice que tienes juanetes, pues el deportista tiene que aceptar que eso es así… porque el PROFESIONAL de la medicina no es él, es el médico. Si después resulta que la inyección para los juanetes era nandrolona… Que le suspendan al jodido médico y le pidan responsabilidades a club por haberlo contratado. Pero claro… lo más fácil es culpar al último mono…. al futbolista.

Ojalá podamos disfrutar de un deporte sano, que no lleve a los deportistas a morir a los 50 años a mucho tardar. Un deporte libre de anabolizantes, CERA, bañadores ultrasónicos y jueces partidistas. El deporte que hemos practicado todos en el patio de debajo de nuestra casa cuando éramos niños… ¡Cómo echo de menos ese deporte!

PD: Un abrazo a toda la familia del chaval, sobre todo a su mujer embarazada y a toda la afición del Espanyol ya que, si a mi que me pilla «desde fuera» me emocionó la noticia, entiendo que a ellos les haya tocado muy dentro. Animo y a seguir dando ejemplo de CALIDAD HUMANA como el homenaje que le rendís al chaval en la puerta 21.

Es que nadie va a pensar en los niños!!

Como solía gritar rozando el histerísmo la mujer del reverendo Lovejoy (los Simpson)… «¡¡Es que nadie se va a preocupar de los niños!!». Pues algo así habría que espetarle al señor juez que ha condenado a 9 años a una mujer por asesinar en 2005 al violador de su hija de, por aquel entonces, 13 añitos.

Para más inri, el violador cometió dicho delito estando de permiso penitenciario cuando cumplía condena por haber violado anteriormente y fue asesinado cuando disfrutaba de la condicional… Algo falla señores. Que un tipejo de esta calaña recibiese como castigo 9 años (curiosamente los mismos que le han caido a la madre) y que en 3 disfrutara de la condicional es para hacer lo que hizo la madre y más. Y digo yo… ¿Es que nadie va a pensar en la niña? La violan, encarcelan a su madre… En fin…

Con estos casos, empiezo a plantearme mi postura en cuanto a la pena de muerte. Soy defensor aférrimo de las condenas de por vida (pero de por vida de verdad) y en condiciones de trabajo duras (¿Qué es eso de ir a la biblioteca, tener gimnasio y la de Dios?). Si alguien comete un homicidio no puede ser que el tio en la carcel viva como Dios, se le de comer por la jeta, se saque 4 carreras y salga de rositas cumpliendo el 30% de la condena. Por mi tendrían que tener una jornada laboral dura, como la tiene un trabajador que tiene que dar de comer a su familia, pagar la hipoteca, el destinta de los crios… 6 dias a la semana a 10 horas a la semana para ganarse el pan me parecería justo.

Pero es que viendo que las demandas de penas más duras y de cumplimiento íntegro de condenas caen en saco roto… igual hay que cambiar de postura… Igual hay que adoptar una postura de negociación pura y dura; es decir, pedir algo más para despues «ceder» para conseguir lo que realmente quieres.